En la actualidad, la presencia de dolor o la posibilidad de sufrirlo hace que vivamos con miedo a movernos o de poder realizar esa deporte o actividad que tanto te gustaba hacer, incluso de poder jugar o pasar tiempo con tus hijos o nietos.
En este espacio te haremos entender cómo funciona el dolor, como se relaciona con nosotros y cómo puedes gestionarlo.
Definiendo «El dolor»
Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), “el dolor una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño tisular real o potencial, o descrita en términos de dicho daño”
Esta definición es la más actual hasta el momento y nos dice que sentir dolor deja de relacionarse directamente con la lesión en algún tejido y pasa a tener relación directa con experiencias vividas, emociones, sensaciones, creencias y la influencia del entorno.
Esto amplía mucho más la visión a la hora de comprender el dolor, cosa que puede complicar el trabajo a los profesionales de la salud, pero a su vez nos lo facilita ya que ese dolor puede ser tratado desde otras muchas ramas, como, por ejemplo, intentando comprender el estado actual de la persona que sufre dolor, observas su salud mental, ritmo de vida, hábitos y movimiento, etc.
A esta nueva visión del dolor se la llama BIOPSICOSOCIAL.
DOLOR NO ES IGUAL A DAÑO REAL
Lo que antes se creía una verdad, ahora no lo es. Según la definición anterior, la presencia de todos esos factores hace que la relación entre dolor y daño se separe.
Para explicar esta falta de relación vamos a ver:
Tipos de dolor que podemos sentir:
Dolor sin daño en el tejido:
Seguro que alguna vez has sentido una pequeña molestia o dolor en la zona de la espalda baja al levantarte de la silla después de llevar mucho tiempo sentado/a y sin cambiar de posición.
En esta situación, nuestra espalda está perfectamente, pero sí que desarrollamos dolor.
Daño sin dolor:
Este caso, por ejemplo, lo podemos observar en una persona que sufre algún tipo de cáncer. Las células de su cuerpo están siendo afectadas (están dañadas), pero la persona no refleja ningún tipo de dolor.
Dolor y daño en el tejido:
El ejemplo más gráfico ocurre cuando martilleamos un clavo y sin querer lo hacemos a nuestro dedo, donde sufrimos un daño y sentimos un dolor considerable.
GESTIONA TU DOLOR COMO UN VASO DE AGUA
Como ya hemos visto en uno de los apartados anteriores, en el dolor pueden influir sentimientos, emociones, creencias, etc. Pues bien, todos esos factores son como gotas de agua que van llenando el vaso donde gestionas tu dolor.
Si no tenemos ningún daño real en el tejido, pero de un día para otro desarrollamos un cuadro de dolor en alguna parte de nuestro cuerpo, puede ser que, en algún momento, ese vaso de agua haya rebosado.
Por ello, al comienzo de esta publicación, se comentaba el que, al haber tantos factores, no sólo los físicos, afectando a nuestro dolor, podría facilitarnos el trabajo, ya que, si nos encontramos en una situación cotidiana, donde el estrés es muy alto, se ha descansado poco, nos encontramos irascibles, etc; esto puede hacer que desarrollemos dolor.
Además, si ante esa situación donde no tenemos dolor, donde nuestro cuerpo y tejidos se encuentran perfectamente, pero, a nivel emocional y social estamos algo más afectados; y encima tras realizar algún ejercicio empezamos a desarrollar dolor, habiendo hecho una buena técnica y no tratarse de una intensidad muy alta, puede haber sido “la gota que colmase el vaso”.
Y tras esta vivencia o experiencia, empezamos a relacionar (negativamente), el sufrir dolor con realizar un ejercicio físico o movimiento determinado, cuando quizá la culpa la tenga realmente la situación por la que está pasando la persona.
Como resumen, tenemos que comprender que el dolor puede estar influido por muchos factores, los cuales podemos tratar y hacer que ese dolor se reduzca sin tener que dejar de movernos.
Y también, que podemos llegar a sentir dolor sin tener un daño real en nuestro tejido. Así de compleja es la relación entre nuestra persona y el dolor.
Si quieres aprender y comprender mejor el dolor, te recomendamos leer “Estrategias de RECUPERACIÓN de Dr. Greg Lehman.