El cuidado de nuestros pies es algo que se ha pasado por alto desde hace bastante tiempo. De hecho, hoy en día es muy frecuente sufrir algún tipo de patología o dolor en los pies, de menor o mayor gravedad:
- Juanetes,
- Dedos en garra,
- Fascitis y/o fasciosis plantares y
- Metatarsálgias entre otras.
Desde hace varias décadas, en el calzado se priorizó más lo estético que lo estructural y saludable. Se buscaban diseños elegantes y vistosos, que acompañaran con un estilo de vestimenta formal, pero que colocaban al pie en unas posiciones y posturas antinaturales.
Esto se ha transformado en un agravante para nuestra salud, otro más, ya que no afecta sólo a la estructura del pie, sino que también involucra a la salud articular de las articulaciones colindantes, como son el tobillo, la rodilla o la cadera. Y es en estos centros articulares donde se encontraría un gran beneficio únicamente con darle un espacio y uso “natural” al pie.
¿Qué es barefoot y por qué surge?
El término «barefoot» se refiere a la práctica de caminar, correr o realizar actividades sin usar calzado, directamente con los pies descalzos.
Esta práctica no es novedosa, ya que es algo que nos ha acompañado desde que éramos homínidos recolectores hace unos cuantos miles de años. Antiguamente no existía calzado, o por lo menos no como el que conocemos, y la mayoría se veía obligado a andar descalzo o usando una especie de calzado de cuero que daba cierta protección al pie pero que no lo restringía de su función ni modificaba su estructura.
La práctica de correr o caminar descalzo, conocida como «barefoot», está ganando popularidad nuevamente entre personas de todas las edades debido a sus notables beneficios para la salud.
Esta tendencia está resurgiendo como una solución eficaz a varios problemas comunes de salud que afectan a una gran parte de la población hoy en día. El acto de caminar o correr sin calzado permite que los pies interactúen directamente con el suelo, lo cual contribuye a mejorar la postura, fortalecer los músculos de los pies y las piernas, y aumentar la percepción sensorial del cuerpo.
Estos beneficios no solo ayudan a prevenir lesiones relacionadas con el uso de calzado inadecuado, sino que también pueden aliviar dolores existentes al corregir desequilibrios y mejorar la alineación corporal general. Adoptar la práctica de «barefoot» puede ser un paso hacia una mayor conciencia corporal y bienestar general.
PRINCIPALES PROBLEMAS QUE SUFRE EL PIE
Actualmente el pie siente DOLOR e incomodidad, tiene DEFORMACIONES en parte o en su totalidad y además, es DISFUNCIONAL e HIPERSENSIBLE.
Éstos son los mayores problemas a los que exponemos a nuestro pie al usar el calzado convencional, no respetuoso, unido a la falta de entrenamiento y estimulación.
El calzado que usamos no respeta la forma ni deja espacio suficiente para que el pie sienta y se mueva con naturalidad, lo hacen enfermar. Además, el calzado que enferma al pie comparte similitud entre uno y otro:
- NO respeta la forma natural del pie
- Lo mantiene SEPARADO DEL SUELO, usando mucha suela o tacón.
- Poca capacidad de DEFORMACIÓN, lo mantiene en encerrado.
Como resultado, obtenemos las diferentes sintomatologías señaladas anteriormente.
¿ES POSIBLE QUE MI CALZADO GENERE ESTOS PROBLEMAS?
La respuesta es SÍ. Desde una edad muy temprana, bebés, pasamos de estar completamente descalzos a mantener nuestro pie encerrado en una zapatilla. Además, andamos poco o nada descalzos porque también es algo que quizás no esté bien visto. Y a esto le unimos que no ejercitamos el pie.
Entonces, si desde muy pequeñ@s encerramos el pie en un calzado que lo comprime y además no lo estimulamos ni favorecemos su movimiento, esto lo modificará en forma y función NEGATIVAMENTE.
LESIONES MÁS FRECUENTES EN LOS PIES Y ARTICULACIONES CERCANAS
Lesiones intrínsecas del pie, afectan directamente al pie:
- Juanetes
- Dedos en garra
- Fascitis o fasciosis plantar
- Espolón calcáneo
- Metatarsálgia
- Ampollas
- Callos
Lesiones extrínsecas del pie, afectan a las articulaciones cercanas del pie:
- Tendinitis aquílea
- Esguinces de tobillo
- Fracturas de huesos del pie
- Tendinitis peronea
- Fascitis del músculo tibial posterior
- Síndrome del túnel del tarso
- Bursitis retrocalcánea
Además, a este último habría que añadir los problemas generados en rodillas y cadera causados por la debilidad muscular del pie, que provoca descompensaciones biomecánicas favorece la aparición de lesiones.
¿QUÉ NECESITAN NUESTROS PIES?
Para que nuestros pies vuelvan a ser funcionales, tienen que ser estimulados.
Tenemos que hacer que nuestros pies se muevan con libertad, que puedan tener espacio suficiente para que todos los huesos y articulaciones que lo forman se recoloquen y funcionen con normalidad.
Además, es muy interesante, si es posible, exponer a nuestros pies a diferentes tipos de superficies como arena, piedras, tierra, hierba … Todo esto hará que tu pie “despierte” y todos los receptores de información que tenemos en la plante de los pies, al igual que en las manos, vuelvan a funcionar con normalidad.
Si logramos estimular de manera continua nuestros pies, poco a poco lograremos:
- Menos dolor
- Más funcionalidad, evitando sobrecargar otras estructuras.
- Más equilibrio
- Menos lesiones
“La forma determina la función”
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